Campamento a la espera de los BSB en San Pablo

Después del desalojo y detención de 23 fanáticos de los Backstreet Boys de las puertas del Estadio Maracaná el pasado jueves, la euforia por la presencia del grupo en Brasil no ha disminuido. Desde hace más de un mes, hay más de un centenar de carpas en los alrededores del Anhembi, en San Pablo.

Una de las consecuencias más notorias del "acantonamiento" paulista es la alta tasa de deserción escolar que se registra en las escuelas de la ciudad. Algo similar ocurre en Río de Janeiro, aunque la policía ya desalojó el jueves pasado a más de 20 fanáticos (19 chicas y cuatro muchachos) de las puertas del Maracaná, donde esperaban ser los primeros en entrar.

Las medidas de seguridad no son en modo alguno injustificadas. En la única presencia del grupo en Brasil, a fines de 2000, las fanáticas causaron enormes embotellamientos de tránsito en los alrededores del hotel donde se alojaba el quinteto. Esta vez, las cosas parecen un poco mejor organizadas entre las propias fans, por lo menos en San Pablo.

De hecho, y para evitar enfrentamientos a la hora en que se abran las puertas del estadio y todas pugnen por entrar, una organizadora se dedica a dar un número a cada grupo, de manera que el ingreso al Anhembi sea lo más ordenado posible. Aunque las admiradoras de los Back se declaran dispuestas a respetar el turno, se verá hasta qué punto podrá contenerse la enorme masa de jóvenes que pugnan por un lugar en los recitales.

Mientras toda esta histeria se desarrolla alrededor se sus presentaciones, los integrantes del grupo exigieron que sus habitaciones fuesen pobladas de videojuegos -de los que son fanáticos- y una provisión constante de pizzas y hamburguesas, que constituyen su dieta básica. Además, Howie D aprovechó para bañarse en la playa del hotel Hilton, posar con las fans, sacarse fotos y firmar autógrafos.